miércoles, 30 de marzo de 2011

Al menos, no con nuestro dinero

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Lo primero, pedir perdón. Perdón por ir siempre contracorriente. Siempre que oigo gritos llenos de rencor y de odio, siempre que veo modas sociales aborreguizadoras (toma ya corrector ortografico), intentó ver mas allá.
Por eso, cuando se puso de moda odiar a los Israelís yo leí "Exodo" de León Uris (y despues The Haj, para verlo desde el otro punto de vista), y me interesé por la historia (militar) de esa joven nación. Entonces, desde un punto de vista totalmente amoral, no pude sino maravillarme por los logros de ese pueblo.
Lo mismo me pasa con la mayoria de los problemas de la socidad acutal. Los toros, el fumar, la ecologia... quiero hacerme una idea propia, una idea en la que crea de verdad por encima del qué dirán.
Por eso pido perdón. No quiero que me tildeis de facha, o sionista, o de lo que fuera, solo quiero que veais lo que está pasando desde otra perspectiva. Yo soy apolitico, y votaria a la extrema izquierda o a la extrema derecha (los dos extremos, no puedo respetar a ninguno de los dos) si eso fuera a conllevar un avance real para la  nación.


Despues de subir los escudos a los prejucios y al odio, vamos al turrón:






""  Otros medios llegan a afirmar que con estas acciones, Zapatero pretende "ganar la guerra civil que se enterró y superó con la Transición y pretende establecer la legitimidad democrática en 1931, no en 1978"  

Otro motivo de crítica contra esta ley es la alteración de material y monumentos históricos alegando que el principal motivo de dichos actos es la venganza.
El gobierno de Rodríguez Zapatero alega el que es necesario recordar para no volver a cometer los mismos errores y dice que la oposición no entiende que esta ley pueda no reavivar viejas rencillas, sino cicatrizar las heridas de una gran parte de españoles que tienen que cargar con el olvido y con aquella humillación.  ""

Y en ningún caso, implicar que su alineación politica es la buena, y todas las demas, Franquistas.

"Un ejemplo, entre muchos, es la palabra fascista; que, de aludir al movimiento nacionalista surgido en Italia después de la Primera Guerra Mundial, con su encarnación hispana en el falangismo y otras tendencias hermanas, pasó a definir durante la Guerra Civil, en boca de la izquierda radical, al bando nacional e incluso a los republicanos moderados. Heredada por el franquismo, la palabra fue patrimonio de la ultraderecha durante la Transición, antes de verse felizmente olvidada durante veinte años. Pero en los últimos tiempos ha vuelto a ponerse de moda. La necesidad, a falta de coherencia ideológica propia, de poner etiquetas al adversario, hace que ahora se aplique a cualquier persona o situación que se aparte, no ya de una posición de izquierda, sino de lo social y políticamente correcto, e incluso de la más fresca tontería de moda. Así, alguien que se peine con fijador o vista con corrección puede ser calificado de fascista, igual que el aficionado a los toros, quien enciende un cigarrillo o el que ejerce violencia doméstica. Todo se presenta en el mismo paquete, el de fascistas o fachas, como si fuera improbable que alguien de izquierdas se peine con raya, fume, le guste ir a los toros o le pegue a una mujer. Por supuesto, quien más jugo saca al término es la clase política: ni los del Pepé de Murcia se cortaron llamando fascistas -en vez de animales miserables y cobardes, que es lo adecuado- a quienes apalearon hace unos días a su consejero de Cultura, ni un consejero de la junta andaluza llamado Pizarro se privó de llamar fascistas a los funcionarios, algunos afiliados a su mismo partido, o votantes de él, que boicotean los actos del Pesoe.   ""












Etc...




"" "La Señora" finalizó con una larga escena de júbilo ante la proclamación de la Segunda República en el año 1931, mostrando al televidente una visión manipulada de lo que fue por principio un golpe de Estado que finiquitaba el régimen anterior. Y es que la imposición de una historia inspirada en el pensamiento único es cada vez más habitual en los seriales de TVE. Tal y como practica el propio Zapatero en sus apariciones públicas, se muestra una falsa inocencia para filtrar a través de ella y sin reparos los hollejos del pasado que tanto incomodan a la izquierda. Porque la izquierda, que no es tonta, sabe que en la piel está la verdad, por tal razón la desecha, obligando al incauto telespectador a que acepte, como si tal cosa, que la manzana que se desolla en el árbol. "La Señora" pasó de ser otra serie vulgar más, aunque financiada por todos los españoles, para convertirse en un pasquín audiovisual mediante el cual se enarbolaba un pasado que servía para justificar las obras del presente, en pleno proceso de debate de la injusta ley para "la memoria histórica".

Televisión Española ha anunciado la continuidad de "La Señora" con un nuevo título: “La República”. Auguren el contendido. La falta de juicio y de sentido común resultan la más efectiva herramienta para la manipulación de todo aquel que se cree a pies juntillas lo que una caja tonta difunde bajo la mano de un gobierno confrontador y subversivo. “La República” hará apología de una visión del pasado alejada de la realidad, jugará con el tópico de los “buenos” y los “malos”, los “opresores” y los “oprimidos”, así hasta centrifugar la historia y transformarla en un monstruo al servicio del poder.

El uso que los socialistas están haciendo con televisión española resulta patético y bochornoso; mas el fin que están propiciando, aterrador. El "juego" empezó con “Cuéntame Cómo Pasó”, otra "inocente" serie puesta en la parrilla televisiva en tiempos de un gobierno del PP, que ha acabado transformándose en una reedición del NODO escrita por los socialistas. Si seguimos consintiendo que la televisión de todos prosiga funcionando como una checa para cerebros a manos de una izquierda rencorosa y destructiva, que anula conciencias, que pone trabas a las familias, que confronta a padres con hijos en las escuelas públicas, que arrincona a las víctimas y que apoya gratuitamente a gobiernos totalitarios, arrancando las costras de nuestra historia para sangrar nuevas heridas que ensucien nuestras manos y distraigan la atención, habremos permitido que nuestros hijos sean más ignorantes de lo que nosotros lo hemos sido; es decir, habremos involucionado. ¿A qué espera la oposición para exigir el cese de estas acciones denostadamente“gebblelianas”? ¡Ya está bien de tanto sectarismo y de tantas mentiras! ¡Al menos no con nuestro dinero! ""

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