miércoles, 2 de febrero de 2011

Hipocresia



 


 



 





Se ha echado de menos un comunicado oficial anunciando la buena nueva del
parto de Penélope Cruz, la Pasionaria de Alcobendas. Ha sido un niño.
Enhorabuena. Ha nacido en Los Ángeles, en los Estados Unidos, y no en Cuba.
Enhorabuena. De esta manera, el niño podrá optar a la nacionalidad
estadounidense cuando alcance la mayoría de edad. Enhorabuena. El nacimiento
ha tenido lugar en el hospital Cedars-Sinaí, uno de los más caros del mundo.
Se calcula que la factura no bajará de los cien mil euros. Enhorabuena por
tenerlos. En España sale más barato, pero los padres son muy dueños de
decidir el lugar de acceso a la vida de sus hijos. Me aseguran mis
informadores de partos ilustres que tanto el padre como la madre han luchado
denodadamente contra sus ideas, y que las ideas han resultado derrotadas. De
haber vencido las ideas, el parto se habría producido en Cuba, cuyo nivel
médico y asistencial es altísimo, según dicen algunos. Pero no ha habido
suerte. Tiene que ser muy dolorosa la militancia comunista para terminar
dando a luz en el hospital más caro y exclusivo del imperio capitalista. Me
estremezco cuando lo pienso. Porque el padre y la madre del niño recién
nacido no son izquierdistas del montón. Forman parte de la cúpula ideológica
y de agitación y propaganda del comunismo austero que todo lo comparte. En
el hospital de Cuba le obligaban a la madre a compartir habitación con una
camarada cubana, y hasta ahí podíamos llegar.

No hay que fiarse de las jóvenes cubanas de hoy, tan alejadas de los
principios básicos de la Revolución. Además, que por culpa del bloqueo, no
se garantiza en Cuba la disponibilidad de determinados medicamentos. De ahí
que la pareja revolucionaria española haya decidido que su hijo nazca en el
hospital más caro de la nación que impone el bloqueo a los cubanos. En
España no hay bloqueo que valga, pero se entiende que en las actuales
circunstancias políticas, económicas y sociales por las que atraviesa
nuestra nación, lo de nacer en España les haya parecido poco. El glamour
rojo también existe. Y la última opción, la de tener un hijo en un
campamento saharaui con Aminatu Haidar colaborando en el parto, la verdad, y
en esto les doy toda la razón, no podía ser tenida en cuenta.

La militancia comunista no obliga a tanto sacrificio. Es legítimo sentirse
de la más escorada izquierda y vivir como un millonario americano. Pedir
ejemplaridad y coherencia entre las ideas y la realidad, o entre la teoría y
la práctica, es una impertinencia muy propia de la gente de derechas, cuyas
mujeres, muchas de ellas, dan a luz todos los días en las clínicas de la
Seguridad Social. Y ahí está el problema. La Seguridad Social fue obra del
franquismo –el propio Franco murió en uno de sus hospitales–, y un comunista
que se precie de serlo no puede consentir que su hijo nazca en un hospital
del régimen anterior. Sería imperdonable.

Pe y Ja han hecho muy bien. Tiempo habrá para levantar el puño, protestar
contra el Gobierno del Partido Popular, llamar asesinos a sus dirigentes,
volar al Aiún cuando sea necesario, descansar en Cuba como invitados del
Régimen bloqueado, y seguir viviendo en la imperialista nación que bloquea a
los cubanos. Tiempo habrá. Lo importante es que el niño ha nacido en Los
Ángeles, que está bien, que a la madre nadie le molesta ni interrumpe, que
todo marcha de maravilla y que cien mil euros por un parto tampoco es para
escandalizarse.

Arriba los pobres del mundo, en pie famélica legión.

Alfonso Ussía.

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